Autora: Yaisa Fragelas
Hoy cuando la Batalla de Ideas iniciada por el líder indiscutible de la Revolución cubana, Fidel Castro, arriba a un nuevo aniversario, su pensamiento se proyecta en muchos campos de la existencia social y humana.
El desarrollo científico y tecnológico es uno de ellos, donde sus ideas aún tienen mucho que hacer e influir en las tareas que tenemos por delante los cubanos, así como en el presente y futuro de América Latina.
Fue en 1999 cuando comenzó la Batalla de Ideas, pero al mirar en retrospectiva al pensamiento y ejecutoria de Fidel Castro, se hace evidente que es eso precisamente, lo que ha estado haciendo toda su vida, dar batallas de ideas.
Tres expresiones de Fidel formuladas en momentos distintos las pudieran sintetizar:
La primera en 1960 antes de iniciarse la Campaña de Alfabetización, cuando el país sin tradición científica, enfrentaba muchas urgencias y dijo:
“El futuro de nuestra patria tiene que ser necesariamente un futuro de hombres de Ciencia, de hombres de pensamiento”.
Luego en 1991, cuando se desplegaba ya la crisis del campo socialista europeo y se planteaba la ingente tarea de defender nuestra soberanía, expresó:
“La independencia no es una bandera, un himno o un escudo. La independencia no es cuestión de símbolos. La independencia depende del desarrollo. La independencia depende de la tecnología, de la Ciencia en el mundo de hoy”.
El tercer momento correspondería a 1993, año en que tocó fondo la crisis económica del llamado Período Especial, que siguió a la desaparición del campo socialista europeo y al reforzamiento oportunista del bloqueo norteamericano contra Cuba. Entonces Fidel retomó la idea de las funciones de la Ciencia en la economía cuando expresó:
“La Ciencia y las producciones de la Ciencia deben ocupar algún día, el primer lugar en la economía nacional”.
Así el sector biotecnológico surge a partir del año 1981, cuando la propia biotecnología estaba apenas siendo inventada en los países de mayor avance.
La viabilidad y perspectiva de su desarrollo en la Isla, fue una de las Batllas de Ideas de Fidel.
Esa historia de desarrollo científico tiene conexiones inseparables con el educacional y el de la Salud Pública. En ese concepto de extensión y profundidad simultanea que se aprecia en el desarrollo de la biotecnología, en la Universidad de las Ciencias Informáticas, en los Joven Club de Computación y Electrónica, en el acceso masivo a la cultura y en muchas otras iniciativas de Fidel.
Nuestra generación de científicos, educadores y profesionales de la Salud en Cuba, tuvo el privilegio de ser protagonista de estas tareas.
Todos los que vivimos la etapa recordamos anécdotas y experiencias personales que contar sobre el pensamiento y la ejecutoria de Fidel, su capacidad de persuación, motivación y de transformación rápida de las ideas en acciones.
Lo que resulta imprescindible hoy es transmitir los conceptos que hemos aprendido de Fidel a las nuevas generaciones para así perpetuarlo.
Conceptos esenciales como el compromiso con el futuro, aún en medio de enormes dificultades, el valor del conocimiento para la defensa de la soberanía nacional y la justicia social, el acceso masivo a los conocimientos y la cultura como derecho humano. La voluntad de plantearse metas cada vez más altas y más audaces.
El escritor, poeta y entrañable amigo de Fidel, Gabriel García Marquez, caracterizó una vez al líder revolucionario como “un hombre con ilusiones insaciables”.
Finalmente y en plano más profundo sustentado esas ideas debemos identificar en Fidel una actitud ética que debiéramos llamar el sentido de la inmediatez del futuro. Esa idea de que el futuro es para hoy, la vemos una y otra vez en el pensamiento del líder de la Rrevolución.
En el propósito de eliminar el analfabetismo en un solo año, incluyendo formas más avanzadas de producción, en la universalización de la enseñanza universitaria -aún más allá de la demanda laboral del momento- y en el acceso masivo a la cultura, además del objetivo de lograr una potencia médica y que la esperanza de vida sea superior a los 80 años.
Compromiso con el futuro, coherencia y audacia en la transformación de las ideas en acciones, es precisamente es significado de la palabra ética. Si ello lo integramos al alma colectiva del cubano, Fidel nos ha dejado poderosas herramientas para enfrentar este siglo XXI con todas sus complejidades y desafíos. Otra Batalla de Ideas que deberemos librar, esta vez sin su presencia pero con su certera guía.
Emisora Radio Ciudad Bandera 
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